A lo largo de las últimas semanas, y mientras veía crecer a un ritmo veloz, que me ilusiona pero que también me responsabiliza todavía más con vosotros, el número de fans que nos siguen en las redes sociales he estado pensando en contaros mi manera de entender la relación entre la comida y las flores: dos cosas que me encantan por igual.
Con flores, en el plato

Sabor y olor
Aunque es probable que el tiempo acabe abriendo nuestros paladares -digo los más inmediatos: los nuestros, los gallegos, los castellanos, los vascos, los navarros- a la flor como comida en la misma proporción que el resto de los ingredientes, a mí en realidad de las flores lo que más me gusta es su olor y su color.¿Y a vosotros? Quienes nos honráis con vuestra presencia en El Restaurante de Carla sois testigos de lo mucho que amamos los detalles. Las pequeñas cosas que, aparte la comida, hacen agradable una velada o un almuerzo. Y entre esos detalles, las flores. Impregnando de aromas en su justa medida nuestros salones y dando a cada plato el acompañamiento de color que la vista agradece. Rosas, lírios, gardenias, pensamientos, orquídeas. Flores de aquí y de allá para dar a la comida un ambiente natural. Al menos, tan natural como la misma materia prima de la que están hechas nuestras comidas. Naturaleza, frescura, autenticidad en el plato y un paraíso de color en cada mirada.